Las olas del feminismo: ¿qué son y cómo han cambiado la historia?

Las olas del feminismo: ¿qué son y cómo han cambiado la historia?

La historia del feminismo desde el siglo XIX suele explicarse a través del concepto de «oleadas», destacando los períodos en los que este movimiento acaparó el debate público con demandas y discusiones particularmente intensas sobre ciertos temas. Sin embargo, esta manera de clasificar el feminismo no está exenta de controversias. Algunos critican esta idea por sugerir que han existido generaciones homogéneas de feministas, cada una centrada en un único objetivo, y por asumir que solo existe un tipo de feminismo. Además, esta perspectiva puede dar la impresión errónea de que no hay continuidad ni vínculos entre las luchas y las reflexiones teóricas de distintas épocas.

Primera Ola (siglo XIX – primeras décadas del siglo XX)

La primera ola del feminismo se centró en el derecho al voto y la educación igualitaria.Nueva Zelanda fue el primer país que otorgó el sufragio femenino en el año 1893, . En Estados Unidos, Elizabeth Cady Stanton lideró la Convención de Seneca Falls (1848), donde presentó la «Declaración de Derechos y Sentimientos», un documento clave en la lucha por la igualdad de género.

Stanton trabajó junto a Susan B. Anthony, impulsando campañas por enmiendas constitucionales que finalmente llevaron al derecho al voto para las mujeres a nivel federal en 1920. Sin embargo, las mujeres afroamericanas enfrentaron barreras adicionales debido a las leyes de segregación, que persistieron hasta 1965.

En el Reino Unido, Millicent Fawcett lideró movimientos por el sufragio femenino a través de métodos pacíficos. Paralelamente, Emmeline Pankhurst encabezó el grupo de las sufragistas radicales, quienes emplearon tácticas disruptivas como protestas, boicots y huelgas de hambre. La Primera Guerra Mundial desempeñó un papel clave, ya que las contribuciones de las mujeres al esfuerzo bélico ayudaron a cambiar la percepción social sobre sus derechos políticos. En 1918, se otorgó el voto a las mujeres mayores de 30 años en el Reino Unido, y para 1928, la edad mínima se equiparó con la de los hombres.

Segunda Ola (décadas de 1960-1980)

La segunda ola del feminismo abordó cuestiones como la igualdad laboral, los derechos reproductivos y la lucha contra la violencia de género. Se enmarcó dentro de un contexto global de movimientos por los derechos civiles y la liberación sexual. En 1963, Betty Friedan publicó La mística de la feminidad, un libro que expuso cómo las expectativas de género limitaban a las mujeres al ámbito doméstico, y fundó la Organización Nacional de Mujeres (NOW) en Estados Unidos para promover la igualdad.

El movimiento también luchó por el acceso a métodos anticonceptivos y la legalización del aborto. En Estados Unidos, el caso Roe vs. Wade (1973) estableció un precedente legal para el derecho al aborto a nivel federal. Por otro lado, en Europa, países como Francia e Italia comenzaron a despenalizar el aborto en las décadas de 1970 y 1980, gracias a la presión de colectivos feministas.

La segunda ola también destacó la lucha contra la violencia de género. Se establecieron los primeros refugios para mujeres víctimas de violencia doméstica y se desarrollaron campañas para concienciar sobre la violación marital, un tema que muchas legislaciones ignoraban.

Tercera Ola (década de 1990-2000)

La tercera ola desafió los enfoques universales del feminismo, incorporando las perspectivas de raza, clase y orientación sexual. Este movimiento cuestionó la noción de una experiencia femenina homogénea, destacando cómo las mujeres racializadas, indígenas y de clases trabajadoras enfrentaban opresiones interseccionales.

En este contexto, figuras como bell hooks y Audre Lorde fueron fundamentales al señalar que la lucha feminista debía ser inclusiva y representativa de la diversidad. También se debatió sobre las construcciones sociales de género, con académicas como Judith Butler proponiendo que el género no es algo innato, sino performativo.

Otro aspecto distintivo de la tercera ola fue su vínculo con la cultura popular. Se reclamaron espacios dentro de medios y el arte para desafiar los estereotipos de género. Ejemplo de ello fue el movimiento Riot Grrrl, que surgió en Estados Unidos combinando punk rock con activismo feminista, abordando temas como el abuso sexual y la representación de las mujeres en la música.

Cuarta Ola (desde la década de 2010 hasta la actualidad)

La cuarta ola está marcada por el uso de tecnologías digitales para amplificar las voces feministas y denunciar violencias estructurales. Movimientos como #MeToo, fundado por Tarana Burke en 2006 y viralizado en 2017, visibilizaron el acoso y la violencia sexual en la vida cotidiana y profesional de las mujeres.

Además, esta ola ha promovido campañas globales contra los feminicidios y la violencia doméstica, utilizando hashtags como #NiUnaMenos y #TimesUp. En Argentina, el movimiento #NiUnaMenos cobró fuerza en 2015 tras el asesinato de una adolescente, marcando un punto de inflexión en la movilización masiva contra la violencia de género.

También se ha cuestionado el machismo en las instituciones. En diversos países, las marchas del 8 de marzo se han convertido en un símbolo de protesta contra la desigualdad económica, las brechas salariales y la falta de representación femenina en posiciones de poder.

Un aspecto distintivo de la cuarta ola es su enfoque inclusivo. Además de las mujeres cisgénero, esta ola incluye activamente a personas trans y no binarias, destacando cómo las identidades de género son diversas y están interconectadas con otros ejes de opresión.