Las microagresiones que enfrentan las mujeres en su lugar de trabajo impactan su desarrollo profesional y su permanencia en el empleo, por lo que simplemente crear más oportunidades para ellas en las empresas no es suficiente; es necesario cambiar la cultura organizacional. Desde dudar de su habilidad para cumplir con las tareas hasta hacer comentarios sobre su aspecto físico, las microagresiones que padecen las mujeres en el trabajo son bastante frecuentes, aunque a veces pueden ser ignoradas por prejuicios inconscientes. Según el estudio Radiografía de mujeres en el trabajo de Buk, al menos siete de cada 10 trabajadoras en América Latina han experimentado interrupciones durante reuniones, que es la microagresión más común. Sin embargo, también se cuestiona su experiencia y son testigos de cómo otros colegas reciben reconocimiento por sus ideas.
Interrupciones y dudas: las microagresiones que limitan el crecimiento profesional femenino
Según la investigación de Buk, las microagresiones más comunes que han reportado las encuestadas son: interrupciones frecuentes durante las reuniones, dudas sobre su criterio, la creencia de que sus rasgos personales afectan negativamente su carrera, ser confundidas con personas menos experimentadas, dejar entrever que no están aptas para el puesto, que otro reciba reconocimiento por sus ideas o trabajo, y recibir comentarios sobre su apariencia física. “Aunque a menudo estas acciones son sutiles, pueden impactar directamente la seguridad y la confianza de las mujeres en el ámbito laboral”, señala el estudio.
Cultura organizacional: el cambio necesario para eliminar las microagresiones laborales
Según el estudio, el 38% de los hombres se siente seguro al expresar sus opiniones en el trabajo, mientras que solo el 31% de las mujeres se siente de la misma manera. Sin embargo, entre aquellas trabajadoras que han enfrentado microagresiones, la inseguridad para compartir sus ideas en el entorno laboral es mucho más pronunciada. Tanto hombres como mujeres cuestionan la calidad de su trabajo, pero el problema surge cuando las mujeres tienden a hacer elecciones que las excluyen de oportunidades de avance profesional. Esta cuestión de la confianza y cómo influye en las decisiones que las personas toman ante retos puede actuar como un obstáculo para su crecimiento profesional.
Violencia cotidiana: el costo oculto de las microagresiones en el ámbito laboral femenino
Estas situaciones pueden afectar tanto el avance profesional como la permanencia de las mujeres en el mundo laboral. Las experiencias de violencia que viven las mujeres también afectan su motivación para ir a la oficina. Cuantos más días trabajen de manera presencial, mayor es la probabilidad de que enfrenten este tipo de comportamientos inapropiados. Esto explica por qué la cantidad de hombres que desean trabajar a diario en una oficina es el doble que la de mujeres, según la encuesta de Buk.
Reconocer y combatir las microagresiones: un paso hacia entornos laborales más inclusivos
Para abordar esta situación, una de las sugerencias del informe es fomentar una cultura de cero tolerancia hacia las microagresiones, teniendo en cuenta los siguientes aspectos: Reconocer cuando suceden. Las microagresiones son sutiles, por lo que es vital reportar su ocurrencia. Educar sobre los diferentes tipos de microagresiones y fomentar la empatía. Establecer protocolos para manejar estos comportamientos. Crear espacios de apoyo, como una persona encargada de estos asuntos, grupos de ayuda o consejeros. No se trata de cuotas, sino de cambiar la cultura.
Desde la perspectiva de Fátima Masse, la violencia que experimentan las mujeres en los entornos de trabajo de manera cotidiana confirman que la inclusión va más allá de establecer cuotas; se requieren esfuerzos que acompañen estas políticas a nivel de cultura organizacional.
De la exclusión al empoderamiento: cómo las microagresiones afectan a las mujeres en el trabajo
Los resultados de la encuesta de Buk muestran que los aspectos que más valoran las mujeres al permanecer en un trabajo incluyen: un buen ambiente laboral, flexibilidad, salario competitivo, oportunidades de desarrollo y apoyo de quienes están en posiciones de liderazgo. Un fenómeno que ocurre cuando las empresas intentan aumentar la presencia de mujeres en roles de liderazgo sin modificar la cultura organizacional es que el liderazgo femenino se «masculiniza», haciendo que las mujeres se conviertan en guerreras corporativas para adaptarse al liderazgo predominante, que es masculino, con el fin de encajar y sobrevivir. Este cambio impacta no solo a las mujeres, sino también a otros grupos que están subrepresentados.
Detectando prejuicios inconscientes: el primer paso para transformar los entornos laborales
Detectar los prejuicios inconscientes que provocan microagresiones es fundamental para transformar los entornos laborales. Estos prejuicios son creencias o actitudes que operan de manera automática, a menudo sin que las personas sean conscientes de ellas. Pueden influir en cómo se perciben las capacidades y habilidades de las trabajadoras, afectando su desarrollo profesional y su permanencia en el empleo. La identificación de estos prejuicios es un primer paso crítico, ya que permite a las organizaciones reflexionar sobre su cultura y los comportamientos que perpetúan la discriminación.
Además, existe un consenso creciente sobre la relación directa entre la diversidad en el lugar de trabajo y el éxito empresarial. Las empresas que fomentan una cultura inclusiva, donde se valoran las distintas perspectivas y experiencias, tienden a ser más innovadoras y competitivas. La diversidad no solo enriquece la toma de decisiones, sino que también mejora el ambiente laboral, aumentando la satisfacción y el compromiso de los empleados.